Desde hace varias décadas sabemos que el hombre apareció sobre la tierra como producto de un proceso de evolución en que unas especies de seres fueron superados por otras más evolucionadas que las anteriores. De esta manera, el Driopitecus (existió entre 20 y 10 millones de años atrás) dio paso al Ramapitecus que existió entre unos 12 a 7 ú 8 millones de años atrás; para luego dar paso al Australopitecus que existió entre 5 a 1/2 millones de años. El australopitecus tenía ya las características principales del ser humano: caminaba erguido, se reproducía por una sola cría y vivía en grupos compactos pero pequeños. Luego vendrían otras especies de homínido como el Homo habilis, que toma ese nombre porque junto a sus restos se encontraron raspadores de piedra (trozos de piedra a los que se les hicieron cantos afilados a propósito) y es de suponer que si tenía habilidad para usar la piedra, también la tuvo para usar huesos y palos según su voluntad. Sabemos que el Australopitecus tenía un desarrollo de inteligencia como el de un niño de tres años, como el chimpancé.
De esa manera se describe la evolución, pero, ¿cómo aparece la capacidad cultural? La hipótesis aceptada hoy sostiene que cuando los primeros homínido tuvieron que acostumbrarse a vivir en grupos de familias en las planicies de África, dada su extrema debilidad y fragilidad frente a otros animales africanos, adoptó una forma de vida colaborativa que los obligaba a ir más allá de la simple actividad innata e instintiva. De manera que para cooperarse mutuamente tuvieron a la vez que desarrollar formas de comunicación, quedando en descubierto que ambas característica humanas, cooperación y comunicación, fueron consustanciales en los albores de la humanidad, es decir, la una sin la otra no puede existir (son como la rueda y el eje: la rueda sin eje es solo un disco y el eje sin rueda solo una barra).
Para sobrevivir, los primitivos seres humanos debieron organizarse cooperativamente, es decir, coordinando sus conductas consensualmente. Así, mientras unos cuidaban de las crías, otros cuidaban a la banda avisando de los posibles ataques o peligros externos y otros se dedicaban a buscar con qué alimentarse. Pero para organizarse de esa manera debieron darles significados (mentales) a los sonidos que emitían con la garganta y a los movimientos y gestos que hacían con el cuerpo. Además, debió situar toda esta información con respecto al contexto en que se producía. Esto último se refiere a que un gesto o palabra, hasta el día de hoy, tiene distinto significado según sea el lugar en que se emite: no es lo mismo decir ¡cuidado! cuando se juega a la pelota que cuando se esta de excursión por una montaña o atravesando un río. En el primer caso no implica peligro, en los segundos se refiere a distintos grados de peligro, dependiendo del medioambiente.
Las dificultades de comunicación de los primeros tiempos, cuando la cantidad de significados asignados a la información emitida y recibida era muy limitada, debió haber sido tan difícil, tensionante y complicada para los primeros homínidos como sigue siéndolo para un niño de dos años, que trata de comunicarse sin poder hacerlo ni entender mucho de lo que pasa a su alrededor. Sin embargo, las presiones del medio ambiente actuó ayudada por la selección natural --los que mejor se adaptaban acrecentaban sus posibilidades de sobrevivencia superando a los demás-- hicieron que los primeros humanos mejoraran su comunicación a la vez que su cooperación (sin que haya una antes que la otra), trayendo como consecuencia el crecimiento de sus capacidades de razonamiento lo mismo que su emocionalidad, que es el otro par de características que operaron al unísono. Sobre las emociones como factor primordial en el ser humano, un psicólogo cognitivo asevera los siguiente: “Nuestro inteligencia, por sí sola, es incapaz de hacernos comprender las situaciones que nos depara un mundo cada vez más cambiante y complicado ... Es evidente que no podemos alcanzar al conocimiento pleno, y mucho menos prever racionalmente los acontecimientos o la simple vida cotidiana ... y la emoción es un mecanismo que nos permite pasar inmediatamente de un estado mental a otro, cambiar nuestras prioridades y retrogradar nuestra acción en función de los hechos”
Con lo que queda demostrado que la comunicación fue una de las formas más importantes que se desarrollaron como características humanas en los principios de la humanidad porque estuvo y esta en directa relación con la acción colectiva, la expresión de las emociones para sí mismo y hacia los demás y canalizando públicamente el producto de la racionalidad humana. Si no hubiese sido posible acrecentar la capacidad de comunicación de los primeros homínido no habría habido especie humana como hoy la vivimos.
Queda por destacar otro fenómeno interrelacionado: lo que se acrecentó como capacidad de comunicación fue la habilidad mental para conferir significados en común a gestos señas, sonidos de la garganta (que pasarían a constituir palabras) y al uso determinado de algunos elementos del medioambiente como palos y piedras para significar peligro o territorialidad. Así la comunicación es significación desde los orígenes de la humanidad (Con lo que quiero animar a todos los que lean estas líneas a estudiar o conocer la Semiótica).
Es de suponer que en esta época tan primitiva la mayor parte de la comunicación humana debió apoyarse machismo sobre la comunicación no verbal ya que la comunicación verbal estaba en su albores y debió ser muy limitada.
Del paleolítico al neolítico. En el paleolítico también la comunicación entre los seres humanos fue fundamental para su supervivencia ya sea para permitir una mejor cooperación o para superar accidentes y desastres.
Ciertos descubrimientos permitieron especular que los hombres de Neandertal “probablemente tenían un lenguaje rudimentario, conceptualmente pobre pero definitivamente hablado ... hace 50.000 años, repentinamente algo cambió. Nuestros ancestros sufrieron una revolución tecnológica que les permitió fabricar armas más afiladas e inventar lanzas, arco, flechas y otras armas arrojadizas. Nadie sabe por qué ocurrió estos, aunque la teorización más aceptada es que el homo sapiens sapiens finalmente desarrolló un lenguaje complejo, lo que le permitió una mayor transmisión de información y una feroz aceleración en el conocimiento disponible. (Neandertals, el despertar de la humanidad. CONOZCA MAS Nº 4, 1996 -- //Vea también el artículo sobre la Prehistoria [en el Area de Historia o la de Antropología] y los enlaces de prehistoria en esta última área).
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